Bueno
retomemos el viejo buen hábito, el arte esencial, la forma y la idea, el cuerpo
y el alma. Crear, no, no es crear, es transformar, el humo violeta y los
resplandores dorados se condensan en el plateado elixir que se torna color
carbón al contacto con el fuego de la pasión y mancha de negro la blancura
polar de las páginas de algún libro, alguna orilla de cuaderno, una simple
servilleta, que se yo. Pero ahí está la mancha negruzca, bueno generalmente negruzca,
sola no es nada, sola solo es una manchita en el blanco polar de una hoja, pero
el proceso se repite y vienen más, o y la suerte me sonríe y vienen más, un
torrente palpitante fluye por la hoja, la corriente mancha las paginas, se entremezclan
en incontables manchas, caracteres conocidos para mí, viejos amigos debo decir,
es bueno volverlos a ver, últimamente he sentido la falta de ellos, el mundo
rojo violáceo en mi interior se siente tan vacío cuando no saco las hadas que
hay dentro, si no creo los mundos quiméricos, si no me convierto en el
arquitecto celeste, las ideas no son nada, solo llamas de colores, fugases y
hermosas que mueren en el ruidoso silencio del olvido. Pero cuando me atrevo a
tatuarlos, cuando las llamas se enaltecen, el mundo, mi mundo, mis mundos,
crecen y se hacen dorados imperios, hermosas selvas esmeralda, ciudades de
seres tan bellos como extraños. La suerte me sonríe hoy, los niños son tímidos
pero con pequeños pasos se deslizan en la punta de mis dedos, saltan juguetones y se quedan en la hoja, ahora
vivirán en su mundo y soñaran en el mío.
Pero
mirar hacia adentro no siempre es reconfortante, a veces solo es suficiente una
mirada para sentir desolación y dolor, al ver, o mejor dicho al no ver, nada,
no hay nada, hoy no hay nada, solo lo mismo de hace dos días, la comida no sabe
mejor si está bien cosida, sabe mejor si quieres comerla, para que dormir si lo
que es real se vuelve irreal al entrar en la idea, y lo irreal vuelve a ser real
al salir de esta, para que ver hacia adentro si nuestros ojos nunca podrán ver el
interior de una estrella, no buscar la verdad es admitir que no existe tal
cosa, vivir conforme con ser inconforme es solo una excusa vaga para la
existencia, no temo decir que a veces me da miedo hablar con honestidad, pero
no sé si digo la verdad o solo me engaño a mí mismo, es difícil discernir entre
esto y lo otro, incluso cuando veo mi reflejo en los ojos de una persona
querida, me pregunto que más cosas habrán visto esos ojos, y me pregunto que he
dejado de ver con los míos propios.
Divagar
suele ser reconfortante, pero a veces el caminante llega a callejones sin
salida, a veces se pierde en su errante caminar, en ciertas ocasiones nos
encontramos con alguien que no queremos ver, de vez en cuando nos encontramos
con nosotros mismos. Hace poco salude a mi sombra, pero no me respondió. Hace
poco salude a mi reflejo pero solo me ignoro. Hace poco soñé, siempre sueño,
pero rara vez recuerdo, pero esta vez soñé, me vi a mi mismo cara a cara, rara
vez me puedo ver fuera del cristal. No me gusto lo que vi, nunca me gusta lo
que veo en mí. Simplemente no veo nada en mí. A veces me pregunto si estoy solo
o solo es que ignoro al resto del mundo. No, no me duele, aprendí a vivir con
eso. Aun parece que hoy, la suerte me sonríe, e incluso de no ser así, aun así
diré buenas noches y me iré otra vez en la noche para regresar mañana antes de
que despiertes, no me esperes y si no vuelvo, no me busques.
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