lunes, 9 de septiembre de 2013

Corazón de poeta


No digas que agotado su tesoro de asuntos falta enmudeció la lira: podrá no haber poetas; pero siempre  habrá poesía – Gustavo A. Bécquer

Usualmente las palabras salen solas de mis manos al teclado y son interpretadas por las teclas como presión en un determinado conjunto de estas que luego pasaran a hacer presión en otro determinado grupo de receptores debajo de las teclas que transformaran la presión ejercida en estos en una señal eléctrica que viajara por el cable hasta la entrada de la interfaz situada en la torre de mi computadora, donde se esparcirá por los circuitos de la tarjeta madre para ser analizados y procesados para que en menos de una milésima de segundo yo los pueda ver trasformados en pequeños pixeles que al agruparse forman caracteres que nosotros llamamos letras.

Con un poco de tiempo y un poco de suerte podre ver las diferentes letras, los muchos caracteres dispares agruparse nuevamente en las palabras que hace unos segundos me dije a mi mismo en algún recóndito lugar de mis pensamientos, y estas letras estas gloriosas ninfas que yo llamo palabras ahora libres de la prisión en la que se encontraban al estar atrapadas en mis mundanos y fríos pensamientos, saltaran por un rectángulo de 21x29, que para uso practico llamamos “hoja”, corretearan por las líneas del polar papel, se aparearan con otras indefinibles palabras y formaran párrafos llenos de idea y vacíos de propósito, con mucha paciencia y montones de ese extraño y espeso liquido que fluye de los corazones de los poetas enamorados, esa extraña poción alquímica llamada inspiración, los párrafos entraran en consejo, discutirán y argumentaran hasta llegar a la grandiosa conclusión de que nacieron para ser uno, las naciones de ideas y palabras se unirán bajo una sola bandera, las naciones cantaran en un mismo idioma los gloriosos himnos de justicia y amor, los ciudadanos de cada párrafo aprenderán que en total todos son uno y que su nombre ya no será párrafo sino historia.

Y así es como empieza una historia, descrita de la forma mas poética e imaginativa que pude, verán yo soy un poeta, pero soy desdichado, soy un poeta que no tiene inspiración, soy un enamorado sin enamorada, mis versos son vagos e infantiles mis historias son antologías de decenares de paginas blanquecinas y frías como el ártico, mis días y mis noches son la desidia, mi mente procesa veloz y eficiente la información, las palabras y las ideas, pero mi corazón que esta ausente, no se digna a componer con esta materia prima la hermosa creación de historias o poemas, mi corazón enamorado suspira desilusionado y deja morir rápida o lentamente los sin fines de historias, personajes y mundos fantásticos que mi oficiosa mente crea para el, mi pobre corazón de poeta añora el día en que una mirada de amor salga de mis ojos, se pose en una señorita, entre a través de sus ropas, penetre sus tiernos pechos y alcance su corazón, y luego que la dulce criatura en gesto de sutil encanto devuelva con una sonrisa, o una mirada  mi gesto de amor.



Pero esos días están lejos, o mas bien yo estoy lejos de esos días, aunque es cierto que he amado, es falso decir que a alguien yo he amado, verán mi problema no es encontrar el amor, mi problema es encontrar que hacer con el, a quien entregárselo, mi problema es el hecho de que me enamoro de la primera mujer que me presta atención, pero mi amor es un amor tan infantil, tan inmaduro, no se que hacer con el, analizo contemplativamente a mi enamorada, la veo, la huelo, la oigo, la pruebo, la siento y la pienso tratando de descifrar el misterio de su encanto, mis palabras rara vez demuestran amor, son mas bien un interrogatorio absurdo y sin sentido que una coquetería, la indecisión reina y gobierna sobre mis actos, y al final el tiempo como cruel verdugo marca el final y la hora de marchar, y ahí estoy yo, y ahí va mi enamorada, y ahí esta mi corazón que se muere de desilusión otra vez, pero de repente aparece como un ángel otra hermosa visión que ocupa el lugar de la anterior, y el mismo maldito ritual empieza de nuevo, la misma música que conozco tan bien pero que nunca aprendí a bailar, y la desilusión ataca de nuevo, el amor se me escapa de las manos.

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